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Violencia, supremacía y voz profética


¿Hasta cuándo, Señor, te llamaré y no me harás caso? ¿Hasta cuándo clamaré a ti por causa de la violencia, y no vendrás a salvarnos? ¿Por qué permites que vea yo iniquidad? ¿Por qué me haces espectador del mal? ¡Sólo veo destrucción y violencia! ¡Ante mis ojos surgen pleitos y contiendas! Por eso tu ley carece de fuerza, y la justicia no se aplica con verdad. Por eso los impíos asedian a los justos, y se tuerce la justicia.

Habacuc 1:2-4

Violencia veo por todos lados, escucho violencia y muchas de esas veces las vivo en carne propia. Incluso hay quienes osan de hablar de violencia sin tapujos frente mío (que soy pastor).


Reestructurar nuestra comprensión de lo que es la violencia y cómo opera para esclavizar y asesinar tanto física como mentalmente a los desposeídos. Lo que debemos entender es que una comunidad de fe es también el proyecto de Jesús en la tierra. Él es quien intentó liberar a sus primeros seguidores del miedo a la muerte ante el poderío del imperio romano. Pueblos oprimidos por dicho imperio que lo único que los motivaba a seguir las instrucciones era el miedo.


La violencia es profunda, por lo que nuestro compromiso con la justicia debe ser más profunda aún.


Debo recordarles que el hambre de un niño/a es violencia.

Desatender a los niños/as de educación es violencia.

La discriminación contra un trabajador es violencia.

Las políticas de vivienda en hacinamientos es violencia.

Ignorar la necesidad médica es violencia.

El desprecio por la pobreza es violencia.

La discriminación por origen étnico o por el color de piel es violencia.

Siento muchas veces que la violencia es la última herramienta de la supuesta supremacía blanca/europea. Esta violencia en los últimos tiempos ha crecido y se ha convertido en un sistema de opresión y odio que trabaja para destruir la promesa de la voluntad de Dios en la tierra que es el amor.


Derechos y deberes que en virtud del color de piel varían.


Hay muchos "cristianos" que temen la inmigración y la pérdida de sus tierras y poderes y que adoran a su dios en iglesias segregadas dentro de denominaciones segregadas dentro de las comunidades segregadas. El apoyar y tolerar dichos grupos es una señal clara de odio y traición al mensaje evangélico.

La raza es una forma de violencia!

Para que todas las vidas importen, primero debemos afirmar que la vida de los inmigrantes son importantes.

La violencia está penetrando a todos los niveles de la sociedad, incluso en las organizaciones religiosas. Comentarios de líderes religiosos y políticos avalan dicha situación.


El profeta Habacuc solo puede dar testimonio desde su función profética de denuncia escribiendo lo siguiente al ver tanta violencia: "Son espantosos y terribles,y no reconocen más ley que la suya" (Hb 1: 7). ¡Qué sorprendente definición de los grupos que creen tener supremacía ya sea por su apellido, su descendencia o por su color de piel!


Somos llamados por nuestra fe y nuestra humanidad a vivir en la voluntad de Dios ya resistir la violencia que impregna nuestra existencia.

»No hagan sufrir al extranjero que viva entre ustedes. Trátenlo como a uno de ustedes; ámenlo, pues es como ustedes. Además, también ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el Señor su Dios.

Levítico 19:33-34

Todas las vidas importan!


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